Arder

El fuego no me puede herir

Haría arder la ciudad entera,

Quemarla toda si así pudiera

Por un segundo verte sonreír.

Gustoso de arder en la llama viva

Placentero encontrarme en las heridas,

De todas las historias perdidas

Que tu risueña mirada cautiva.

Quemar la historia y mis fracasos

Encontrarme en tus ojos ardientes,

En tu boca tus dientes sonrientes

Para terminar extasiado en tus brazos.

    Osvaldo Facundo Benitez Meabe

 

Besarte

Que locas ganas tengo de besarte

Viajar desde tus labios a las estrellas, 

Hacerte sentir tantas cosas bellas 

Pues amarte resulta ser un arte.

En lo profundo y fugaz de tu beso

Se crea un mundo de emociones,

Se escribe la letra y nacen canciones

Que se sienten profundas como un rezo.

En mi boca tú y yo en tu aliento

De nosotros estamos hambrientos,

Brindándonos placer hasta sedientos

Somos uno viajando en el viento. 

     Osvaldo Facundo Benitez Meabe 

Septiembre

Nace un incipiente calor

Que corta este horrible frío,

Sentado estoy mirando el río 

Mientras la vida se pone en valor.

Se avizora ya la navidad del lapacho

Que rosa cubre de alegría la ciudad, 

Corta del invierno su oquedad

Llenando la vida como dulce gazpacho.

Coronando el día con un ocaso soñado

Que baña el río con un naranja furioso

Pintándose así el poniente ambicioso

Y que en tus ojos se ve reflejado.

   Osvaldo Facundo Benitez Meabe 

Costanera

Sueño que corriendo estoy a tu lado 

Empapado voy con tu brillo rosicler,

Sonriendo mi destino a tu atardecer, 

Recibiendo la noche ilusionado.

Jadea mi pecho al transitarte 

En este fin de tarde tan soñado,

Recorriendo kilómetros apadionado

Tu cuadro que derrocha tanto arte.

Volando sobre tu gris pavimento

Va mi respiración agitada,

Mi ritmo se imprime a cada zancada

Con la mirada fija en tu firmamento

     Osvaldo Facundo Benitez Meabe 

 

Merienda

Sentados en la nostalgia de un café 

Mi sueños recuerdos meriendan,

Con tostones que todo enmiendan

Y huevos que devuelven la fe.

Revuelta de queso va mi alma

Junto a la leche tibia, recordandote.

Con manteca untada la silla, esperándote.

Encontrando en el jugo la calma.

Tus sonrisa reflejada en las medialunas

Alegran esta mesa servida,

Esa misma que no olvida

Nuestras tardes tan oportunas.

  Osvaldo Facundo Benitez Meabe