Y así el café se nos enfrió
Que paciente y humeando esperaba,
Cortándose el aire mientras se enfriaba
Este amor que el rumbo perdió.
Bañando con su caoba la escena
Siendo testigo del silencio de muerte,
En la mesa escucha nuestra suerte
Bajarse y volverse a jugar plena.
Termina solo, abandonado y amargo
En silencio y frío como este adiós,
Que en paz pero con violencia atroz
Ha dado paso a este penoso letargo.
Osvaldo Facundo Benitez Meabe

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