El fuego no me puede herir
Haría arder la ciudad entera,
Quemarla toda si así pudiera
Por un segundo verte sonreír.
Gustoso de arder en la llama viva
Placentero encontrarme en las heridas,
De todas las historias perdidas
Que tu risueña mirada cautiva.
Quemar la historia y mis fracasos
Encontrarme en tus ojos ardientes,
En tu boca tus dientes sonrientes
Para terminar extasiado en tus brazos.
Osvaldo Facundo Benitez Meabe
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